Salomé y Antonio
Aquel 20 de mayo del 23 amaneció nublado, pero todos estábamos dispuestos a disfrutar del día de Salomé y Antonio. Se respiraba expectación en ambas casas. La mirada de Antonio al ver a Salomé por primera vez lo decía todo, estaba ¡ESPECTACULAR!.
Vivimos una ceremonia en la Iglesia de San Francisco muy numerosa, pero cercana al mismo tiempo. Y ya por fin en La Pérgola de Mirabuena se desató la celebración, acompañada de una tromba de agua con vientos huracanados. Sin altercados salvo el vuelo de alguna sombrilla, disfrutamos muchísimo de ver un dia tan emotivo y con tantas caras de alegría y felicidad.
A continuación, os dejamos un resumen de lo que vivimos aquel día:
Por la confianza, la cercanía y el trato que nos dísteis. Salomé, Antonio, sois increíbles...
¡GRACIAS!
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